Así seguía, con el fueguito de La Minga, llamaradas de amistad para que la vida sea una fiesta donde el dar y recibir sea lo cotidiano, sin preguntar y sin pedir algo a cambio.
Gracias.
Así seguía, con el fueguito de La Minga, llamaradas de amistad para que la vida sea una fiesta donde el dar y recibir sea lo cotidiano, sin preguntar y sin pedir algo a cambio.
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